César Pérez Navarro.
Pablo Iglesias explica estos días la trama para evitar que Unidos Podemos formara parte del Gobierno desde 2015. Quizás esta entrevista en Hoy por Hoy resume con más claridad que ninguna el escándalo: «Hay una operación para evitar que Unidos Podemos forme parte del Gobierno y esa operación tiene tres patas: una primera policial, pero ojo, no es que la policía investigara, como titulaba ayer TVE, es que un grupo de policías corruptos fabrican pruebas falsas para atacar a nuestra formación política y a mi […] Después hay una pata política, gubernamental, quien les daba cobertura, quien les daba las órdenes… parece que se apunta al Ministerio del Interior, parece que se apunta al Gobierno del PP. Tercera Pata, quizás la más importante, la pata mediática, OK Diario, un medio de comunicación digital financiado a través del Ministerio de Industria con una empresa pública que se llama ENISA, que demuestra en tres momentos muy claves que está trabajando con los criminales de las cloacas» […]
El candidato de Unidas Podemos a la presidencia del Gobierno apunta que ninguno de los líderes de los otros partidos del Congreso está haciendo referencia alguna a este asunto. Callan aquellos que amplificaron las falsas informaciones vertidas por OKDiario sobre financiación irregular de Podemos desde Venezuela e Irán. También callan sus medios aliados, o suavizan lo ocurrido con construcciones como la utilizada por TVE y denunciada por Iglesias: cambiar la fabricación de pruebas falsas por parte de un grupo de policías corruptos por la fórmula «la policía investigó a Pablo Iglesias«. Los telediarios de Antena 3 y Telecinco censuran sin pudor. Atresmedia y Mediaset, los dos grandes grupos de comunicación que monopolizan la información privada en España a través de la televisión, partícipes del ataque perpetuo contra Unidas Podemos, que en tantas ocasiones abrieron sus informativos hablando de la «financiación irregular de Podemos» ahora guardan silencio. En la web de Telecinco solo encontramos que «Iglesias denuncia una trama criminal de policías, medios y empresarios contra él«. Y claro, no se reconoce en el titular la veracidad de esa trama y que hay pruebas que la demuestran. En lugar de ello, se quita hierro dejándolo como una denuncia de Iglesias que puede tener -o no- credibilidad. Antena 3 publica que «Villarejo dice que los datos de Pablo Iglesias eran de una investigación policial«, pero, como otros tantos medios de comunicación, no se pregunta por los presuntos delitos que se perseguían y -sobre todo- quién ordenó esa investigación. Y si no la ordena ningún juez, sino que parte del Ministerio del Interior del Gobierno Rajoy junto al encargo de robar información del teléfono móvil a una colaboradora de Iglesias ¿Por qué no lo leemos en medios corporativos?
Los hechos apuntan al uso de fondos públicos y de la policía para atacar al adversario político, salvando las distancias, algo similar al Watergate que obligó a dimitir a Nixon en EE.UU. La investigación en curso localizó entre los objetos incautados al comisario Villarejo el día de su detención -3 de noviembre de 2017- un pendrive con información del contenido de un teléfono móvil que fue robado, en 2016, a la que fuera asistenta del secretario general de Podemos en el Parlamento Europeo, Dina Bousselham. Webs como la de El Español dan la vuelta a la trama y tienen el rostro de apuntar a una «campaña de Iglesias contra los medios«: La «basura» de Podemos se esconde en Telegram: de los «azotes» de Iglesias a las «traiciones» de Errejón. El Español nada dice de los hechos, del robo del móvil, del encargo a Villarejo, y se centra en la estrategia de los «jefes políticos de la dirección de Podemos para manejar los tiempos y los mensajes» en la denuncia de la operación política. O lo que es peor, en rememorar los mensajes privados presuntamente robados por encargo del Gobierno o recordarnos el «origen marroquí de Dina Bousselham». El Español nos confirma estos días que trabaja codo a codo con OK Diario y otros medios de comunicación afines a Vox, a Ciudadanos o al PP. El Español demuestra que es otro pozo de mierda entre tantos de los que componen las cloacas del Estado.
El País fue el único periódico que el 29 de marzo llevó a su portada impresa detalles sobre la «guerra sucia» contra Unidos Podemos: «la cúpular de Interior con el PP premió al confidente que facilitó el montaje contra Iglesias«. ABC, El Mundo y La Razón siguieron con los asuntos que figuran en la agena central del llamado «trifachito»: el «separatismo», Venezuela, etc… censurando lo ocurrido. Así pues, El País informa de que el 11 de abril de 2016, Interior concedió la residencia al «confidente» venezolano, pero en lugar de decir claramente que fabricó pruebas falsas sobre la financiación de Podemos desde Venezuela, hecho ya probado, prefiere insistir en frases del tipo «el confidente suministró supuestas noticias contra el partido de Pablo Iglesias» o aportó «documentos sobre el dinero que supuestamente el Gobierno chavista de Venezuela había entregado a dirigentes de Podemos y a su líder». La justicia española ha archivado por dos veces la causa que investigaba financiación con dinero de Venezuela e Irán a Podemos. No son, por tanto, supuestos hechos, son falsos.
Y aunque se ha demostrado que el director de ‘OK Diario’ Eduardo Inda, publicó varias informaciones con informes falsos filtrados en momentos especialmente delicados para frustrar el pacto de Gobierno entre PSOE y Unidos Podemos, Atresmedia lo mantiene en su plantilla de tertulianos en el programa La Sexta Noche y en otros del grupo mediático. ¿Tendremos que esperar a que la Audiencia Nacional confirme su pertenencia a una organización criminal junto a la llamada «policía patriótica» o política heredera del Franquismo y ciertos políticos de Interior a las órdenes de Jorge Fernández Díaz en la pasada legislatura? ¿Cuándo se le caerá definitivamente la cara de verguenza a García Ferreras, inmune al hedor que le llega durante cada programa desde la silla de Eduardo Inda?
Otro de los ampliamente verificados pozos negros de las cloacas, El Confidencial, nos «reveló» antesdeayer «La verdadera historia de cómo los datos de Pablo Iglesias en un móvil llegaron a Villarejo«. Leemos con atención para descubrir humo: «movida probablemente por un ánimo de venganza, y avanzado ya 2016, una persona muy cercana a la dirigente de Podemos le sustrajo la tarjeta de memoria de su móvil —según ha podido saber este diario— y contactó con una conocida revista para ofrecerle el contenido que almacenaba en su interior […] Las más altas instancias de la revista estudiaron detenidamente el contenido de la tarjeta, sobre todo, las imágenes. Pero, ante las implicaciones que podía tener publicar un material de ese tipo, los jefes editoriales del medio decidieron meter las fotografías y el resto de archivos en un cajón […] Sin embargo, la información no pasó mucho tiempo escondida. Desde la redacción, alguien se puso en contacto con la esfera del comisario Villarejo, conocido ya entonces por su afán de tener acceso a todo tipo de información sensible. Le hizo llegar los archivos que permanecían hasta entonces olvidados en un cajón de la revista. A partir de ese momento, el comisario se adueñó de los datos y se encargó de difundirlos». ¿Las fuentes de esta información? «una persona muy cercana» a Iglesias «movida probablemente por», «sustrajo la tarjeta», «conocida revista», «altas instancias de la revista», «alguien desde la redacción» contactó con «la esfera de Villarejo».
La «investigación» de El Confidencial vuelve -sin embargo- a desviar la atención sobre la gravedad de los hechos. Al igual que no se trata de una «investigación policial», sino de un caso de espionaje ordenado -supuestamente- desde el Gobierno con el fin de desgastar al considerado como enemigo político, tampoco es tan relevante cómo llegaron esos datos a manos de Villarejo. Lo verdaderamente decisivo es el uso que hizo el comisario de ellos entregándolos a un medio de comunicación -Ok Diario- creado en septiembre de 2015 e inflado con fondos públicos -300 mil euros desde la entidad estatal EINISA- con el objetivo de destruir a Unidos Podemos o impedir su llegada al Gobierno.
Aún queda mucho por aclarar, pero seguiremos asistiendo a silencios y a dulcificaciones de lo ocurrido por parte de las grandes corporaciones de comunicación españolas. Otra cuestión trascendental será observar como reacciona el PSOE a los hechos probados de esta trama. Iglesias ya nos advierte de su comportamiento en momentos decisivos: «el Partido Socialista unió en la última legislatura dos veces sus votos al PP y a Ciudadanos para impedir la comparecencia en el Congreso del comisario Villarejo, esto lo van a tener que explicar«. Está por ver si continúa su connivencia con las cloacas o si decide salir de la alcantarilla y defender la maltrecha «democracia» española.
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