El estilo de manejar la política por parte de nuestros representantes nos resulta muy difícil de entender cuando existe una diferencia enorme entre lo que afirman y lo que hacen. Da la impresión que nos hemos resignado a asumir que siempre nos engañan y no pasa nada. El último sapo que se traga la ciudadanía en Castilla y León es que su representante en el Senado, que fue elegido por estrecho margen, nunca ha vivido en la región y por lo tanto desconoce la realidad vital de lo que acontece en el día a día de sus gentes. Puede que políticamente estas maniobras poco éticas sean permitidas en el ámbito partidista, pero el pueblo castellano y leonés debe reaccionar ante una burda, grosera e inmoral acción. Tienen que recordar que Maroto fue rechazado en la ciudad donde vivió toda su vida. Fue alcalde de Vitoria entre 2011-2015; también diputado por Álava entre 2016-2019. En su propio partido (PP) lo relevaron del cargo de jefe de campaña de las últimas Elecciones Generales por obtener unos resultados absolutamente nefastos, ya que causó serios estragos en la economía de su propio partido. ¿Por qué sus conciudadanos no confiaron en él? Si no fue elegido diputado, ¿tiene que ser un senador por bemoles? ¿Qué sabrá este señor de su partido que no lo pueden dejar fuera de las prebendas? ¿o es que lo meten con calzador en el cementerio de elefantes para quitarlo del primer plano de la política, dejándole con una «ayuda social» de más de 4.000€ mensuales y otros dineritos por causas diversas?
Tengo que significar que todo este trapicheo está apoyado por el partido que vino a regenerar la política: Ciudadanos. Ese partido que dice estar en contra de la corrupción. ¿Es corrupción o no empadronar en un pueblo pequeño a un tipo que no le conoce nadie para que sea elegido senador? Este mismo partido, Ciudadanos, fue el que puso a una consejera del PP como candidata en sus primarias, para que ganara fraudulentamente. Desde dentro del propio partido naranja denunciaron ante las autoridades judiciales, que revocaron el resultado de aquellas primarias. El denuciante de toda esta patraña, curiosamente, ha apoyado el nombramiento (nombro y miento) del Excmo. Sr. Javier Maroto. ¡Coherencia donde la haya! Este partido, Ciudadanos, el que vino a quitar la corrupción, es el que ha votado en contra de recurrir la sentencia que unos amigos suyos salvan a Ana Botella por la venta de de pisos de protección oficial a fondos buitre.
En nuestra tierra, Andalucía, los naranjas, en seis meses han perdido nueve altos cargos. Teniendo en cuenta que aún faltan tres años y seis meses para terminar su mandato, ¡menudo cálculo deben tener para cubrir suficientes altas responsabilidades! Sin embargo, la mayoría de los fundadores de C’s, que deberían ser los pilares del partido, se han marchado por estar en manifiesto desacuerdo con el rumbo estratégico adoptado por su insigne líder, que rogamos al altísimo cuide con esmero para evitar que muerda su propia lengua ya que si esto ocurriese nos daría un susto de muerte.
Un viejo andaluz me decía «aquí existe el tonto y el apoyaor». ¡Cuánta razón tiene mi viejo amigo!, en España existe el corrupto y el tonto que les apoya. Que sigan siendo felices.
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