¿Cuántos de nosotros se imagina qué pasará en diez años si el trifachito sigue avanzando su dominio en !as instituciones?
En estos días están tomando posición de gobiernos locales y autonómicos, aceptando de forma verbal y por escrito las condiciones exigidas por Vox para que PP y C’s puedan ejercer el poder. Las medidas adoptadas por estas tres formaciones nos retrotraen al pasado más terrible de la historia de nuestro país, donde las libertades estaban sujetas al capricho y arbitrio del dictador y sus secuaces, quienes lo controlaban todo, lo que pensabas, lo que sentías, lo que hablabas, lo que cantabas, lo que escribías, lo que pintabas, lo que representabas en un escenario, lo que contabas en tus películas, en cómo te vestías, en la manera de como amar y sobre todo, guardar riguroso silencio para borrar de la memoria el sufrimiento de ser perseguidas, encarcelados, torturadas, secuestrados, asesinadas, olvidados en cunetas y fosas comunes, silenciando la Memoria de quienes sobrevivieron a tan macabra época.
La derecha comienza a tomar sus primeras medidas de gobierno: suspenden recitales de músicos que no son “de su cuerda”, llevan a los tribunales (donde siempre hay algún juez afín a sus demandas) exposiciones que, según ellos, atentan al sentimiento religioso, al nacional-catolicismo, o modifican los curricula escolares para que la religión católica apostólica y romana se imponga en la escuela primaria olvidándose que la constitución, que tanto defienden, en su artículo 16 puntos 1, 2 y 3 expone claramente que el Estado español es ACONFESIONAL. No tienen, pues, autoridad para gobernar por encima de la carta magna, aunque poco a poco irán imponiendo sus valores no democráticos. Así lo indican los hechos acontecidos cuando sus antepasados ejercieron el poder en nuestra reciente historia, la supuestamente democrática y la anterior, lo que viene a confirmarnos que son los mismos con distintos lazos. Lentamente, pero de manera inexorable, avanzarán sutilmente retrocediendo en los derechos básicos de un estado democrático.
Y, sin embargo, los intelectuales, los partidos de «izquierdas”, sindicatos y otras organizaciones supuestamente vinculadas con los derechos humanos, guardan un inexplicable silencio.
Ante todo esto, ¿qué debe hacer el pueblo? El himno andaluz lo indica perfectamente: «andaluces levantaos” ¿A qué esperamos? ¡¡¡Cuidadin, cuidadin!!!, que la rana del cuento no saltó de la olla a tiempo y murió cocida.
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