El pasado sábado día 13 de Junio, comenzamos en Paradigma Radio la tan esperada normalidad de nuestra actividad, y pudimos tener un programa con la gente de nuestra ciudad contándonos en persona su experiencia y la realidad como la vive la gente. Guillermo Contreras nos visitó, como era habitual, y lo primero que nos dice es que la normalidad a la que estábamos acostumbrados, no es tan normal en realidad. Una de las cosas buenas de este confinamiento es que a mucha gente se le han abierto los ojos sobre esto. Nos hemos dado cuenta de la necesidad de otro modelo de ciudad, que nos hayamos encontrado con un aire tan limpio, con una reducción de hasta un 70 % de los niveles de contaminación de ciertas sustancias. Ecologistas en Acción han estado publicado todos los meses un informe sobre en qué medida han disminuido la contaminación ambiental en diferentes ciudades, ciudad por ciudad. Se han analizado las muertes por contaminación en este período de confinamiento y el resultado ha sido que han disminuido las muertes por contaminación ambiental. Hay que recordar que la contaminación ambiental mata en España a entre 25.000 y 30.000 personas al año, en el conjunto de Europa 500.000 y entre 5 y 6 millones en todo el mundo. Este es otro virus que mata de forma más silenciosa y que llena las urgencias de los hospitales. Las gráficas de concentración de dióxido de nitrógeno coinciden con las gráficas de los ingresos en urgencias. Es una evidencia; desde la OMS, pasando por los diferentes ministerios hasta la Agencia Europea de Medio Ambiente, todas han constatado la relación directa de muertes prematuras con los niveles de contaminación, esa es la otra cara, es como otra epidemia.
Hay otro aspecto importante de contaminación ambiental que importa mucho a las personas; el ruido en las calles. En todas partes de España, en cada pueblo y ciudad, el primer problema ambiental que señala la ciudadanía es el ruido. Pues bien, durante este confinamiento se ha podido disfrutar de un ambiente acústicamente limpio, con el frenazo que ha supuesto quedarse en casa, las calles se llenaron de sonidos de naturaleza que el ruido no nos dejaba oír.
La recuperación de las ciudades en lo que a la flora y a la fauna se refiere, también ha sido algo evidente, animales que se trasladaron a zonas que habitualmente ocupábamos masas de humanos, como las aves del río que se han visto por las calzadas, las plantas y la hierba que comienzan a crecer allá donde no la pisan, insectos que hacía mucho que no se veían, aparecían de pronto en nuestro salón.
Todo esto nos ha hecho ver la necesidad de renaturalizar las ciudades. Y no solamente las zonas comunes, calles, acerado, plazas y jardines, también las viviendas, esos pequeños ecosistemas en los que vivimos los sapiens. Hay muchísima gente que se ha tenido que pasar dos meses y medio o tres meses en viviendas sin ningún tipo de acondicionamiento, sin aislamiento acústico, con poco espacio, viviendas sin paisaje, mal equipada. Nos ha hecho ver la necesidad de que las viviendas se construyan de otra manera, no en previsión de situaciones como esta, sino porque no es natural que familias con un montón de individuos vivan en pisos estrechos, y en esas condiciones descritas. Esta es la otra cara que también tiene mucho que ver con el medio ambiente urbano.
Otra reflexión que nos ha provocado el confinamiento es la necesidad de potenciar el consumo de productos de cercanía. Sobre todo se ha visto con productos de huerta básicamente, de tipo agrícola, aunque también se ha evidenciado la necesidad de relocalizar la industria; no puede ser que para algo tan sencillo como una mascarilla tengamos que esperar a que venga un barco portacontenedores de esos monstruosos que sueltan un montón de contaminación por sus chimeneas y que tarden meses en llegar.
Justo esta semana se ha publicado un informe de la Comisión Europea destinado al Parlamento sobre la renaturalización de las ciudades. El informe es un estudio exhaustivo sobre biodiversidad y menciona lo que se ha observado en este período de confinamiento. Es una estrategia de la Unión Europea para la diversidad biológica de aquí al año 2030, y evidencia la voluntad de traer la naturaleza de nuevo a las ciudades. La situación de pandemia nos ha permitido ver las ciudades monstruosas que hemos construido, donde puedes andar durante horas sin ver una brizna de hierba. El informe reconoce que la naturalización de la ciudad reduce la contaminación del aire, del agua, reduce el ruido, proporciona protección contra inundaciones, sequías, olas de calor, etc… Recomienda desde crear bosques urbanos hasta incrementar la biodiversidad en parques y jardines, granjas urbanas, techos y paredes verdes…
Guillermo cuestiona la viabilidad en Córdoba de los techos y paredes verdes por ser muy costoso de mantener. En el Jardín Botánico han hecho alguna experiencia de paredes verdes y no han funcionado. Aquí en Córdoba hay algunas zonas, por ejemplo en la calle Teruel la cara norte de los edificios están cubiertos de yedra, pero otro tipo de cobertura verde es difícil. A parte de paredes, hay un aspecto de suma importancia en la renaturalización de las ciudades y el curso natural del agua; la permeabilidad de los pavimentos. Deberíamos ir sustituyendo los pavimentos de las ciudades por otros que sean permeables, en zonas de aparcamiento, acerado y allí donde se pueda, y facilitar que la hierba crezca espontáneamente. El tamaño de los alcorques de los árboles, como mínimo, se debería ampliar para la mayoría de los ejemplares de la ciudad que están absolutamente ahogados, sin lugar para que el agua filtre. Guillermo nos calcula; si en Córdoba hay 80.000 árboles y a cada árbol le das medio metro cuadrado más de espacio, tienes 40.000 m2 más de zona permeable, 4 campos de fútbol. Es agua que no va a las depuradoras, que no va al río directamente, es agua que empapa y en verano devuelve la humedad.
Poco a poco va creciendo la conciencia de todos; que la Comisión Europea hable en este lenguaje es algo que no era de esperar en este tipo de organismo. Cada vez hay más preocupación por los problemas que están generando la aplicación de pesticidas, por la tremenda pérdida de los polinizadores; sin abejas, no hay homosapiens. Dependemos de la polinización de los vegetales que nos alimentan. Estas cosas ya empiezan a formar parte de la cultura ciudadana y de los proyectos de las administraciones.
Un bien ejemplo de naturalización urbana en España es la relativamente reciente renaturalización del río Manzanares. En cuanto el gobierno de Manuela Carmena tomó posesión en Madrid, Ecologistas en Acción se reunieron con Inés Sabanés, que era la concejala de Medio Ambiente, y pidieron la renaturalización del río Manzanares. Inés acogió muy bien esta iniciativa. Hasta que abrieron las compuertas y dejaron que el cauce natural de agua circulara, el Manzanares era un canal feo y maloliente. Para renaturalizarlo no se tenía que hacer ninguna inversión, nada, únicamente levantar las compuertas y dejar que fluyera el agua. Ecologistas indicaron que en un plazo de entre 5 a 7 años el río comenzaría a cobrar vida, pero la fuerza de la naturaleza sorprendió a todo el mundo; en 2 años rebosaba de vida, crecieron arbustos y árboles, que han llegado a crecer a un ritmo de 2 cm diarios en ciertos períodos de la primavera y han aparecido todo tipo de aves y fauna diversa. El río Manzanares se alimenta del agua de deshielo, cuando no haya hielo, el río se secará, pero las especies se adaptan al modelo de sequedad en verano. Se puede ir renaturalizando nuestras ciudades planificando con inteligencia y conciencia ecológica sin necesidad de grandes inversiones, es ir cambiando el concepto y la planificación de una ciudad, y seguro que los beneficios que nos aportará serán mucho mayores que lo que hayamos invertido en ello.
Síntesis de la conversación mantenida con Guillermo Contreras, de Ecologistas en Acción, en Paradigma Radio el 13 de junio de 2020. A escuchar en este enlace: https://www.spreaker.com/episode/32136280
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