Sin ser una cantidad de agua especialmente desorbitada (11 litros en 10 horas), la mucha lluvia concentrada en una hora y la que, aunque con menor virulencia se mantuvo durante toda la tarde ayer, provocó grandes destrozos en las más que precarias viviendas en las que la comunidad gitana rumana habita en los diversos asentamientos en nuestro municipio.
El agua entró dentro de las casetas donde viven en condiciones ya de por sí muy complicadas, provocando destrozos que agravan la situación higiénico sanitaria para estas personas. Más aún cuando los pronósticos para la semana próxima hablan de continuidad en cuando a probabilidades de lluvia. En el asentamiento que se sitúa detrás del Hotel Oasis, junto al río, en el Distrito Sur, donde viven más de 30 personas, fue uno de los más afectados. Las gentes de ACISGRU (Asociación Cordobesa para la la Inserción Social de Gitanas Rumanas) han difundido dos vídeos tomados en los momentos más intensos de lluvia, por la que se vio afectado también el huerto que estas familias mantienen para el autoconsumo. En estos momentos no se sabe muy bien si podrán permanecer en el asentamiento o tendrán que buscar otro lugar y volver a empezar de cero.
ACISGRU ayuda en Córdoba a casi 160 familias, unas 400 personas, con los fondos que va recaudando en la cuenta que mantiene abierta al efecto ES71 0237 6016 4091 7002 8794, y con los cuales transfiere a una persona responsable de cada asentamiento dinero que justifican con facturas de alimentos obtenidos con él en establecimientos previamente acordados, en un procedimiento de total claridad, pero lleno de comprensión y ternura. Es por eso que animamos a nuestras y nuestros lectores a colaborar, en la medida de sus posibilidades, porque, una vez más, la institución municipal parece ir muy por detrás de la sociedad civil. Sin mencionar cantidades, desde ACISGRU nos comentan que lo que el Ayuntamiento ha aportado en forma de subvención ha sido menor que lo que lo ingresado a través de las donaciones particulares.
Os dejamos los vídeos tomados en la tarde de ayer:
Las condiciones ya de por sí inhumanas en chabolas se agravan con la situación de encierro por la pandemia, aparece el diluvio, la chabolas se inundan y no les queda más recurso que esperar que las instituciones que tienen la obligación de auxilio les atiendan. En esta ocasión, pasado el miedo les queda la ropa mojada y «embarrada» y el acompañamiento de ACISGRU y las trabajadoras de la Unidad de Calle del Ayuntamiento con recursos muy limitados ante tanta demanda de auxilio.
Aprenderemos a mirar la pobreza que nos rodea o seguimos indiferentes?