Córdoba necesita urgentemente ponerse mano a la obra para aprovechar todos sus recursos en beneficio de una población cada vez más empobrecida. Las cifras del paro, pobreza, bajos ingresos familiares, etc. demuestran, mes tras mes, esta cruda realidad. Córdoba necesita utilizar todas sus sinergias posibles para crear la suficiente riqueza que evite las bolsas de empobrecimiento y exclusión social que padece la ciudad, además de prevenir que su juventud, preparada y formada, se vea obligada a emigrar a otros lugares en busca de un trabajo acorde con su preparación profesional e intelectual. Córdoba tiene que aprovechar su capital para sacar el máximo provecho de su valía, no podemos esperar que nos lleguen las soluciones mirando al cielo. Tenemos que ser conscientes de nuestra realidad, de lo que tenemos y queremos hacer con ello.
Una de las principales sinergias que debe aprovechar nuestra ciudad es la biosanitaria y la científico-tecnológica. Es urgente sacarle el máximo partido al hospital universitario Reina Sofía, con sus extraordinarios profesionales, en coordinación con el IMIBIC y la UCO. A ello se debería sumar la oportunidad de convertir el parque tecnológico de Rabanales en un referente de la industria farmacéutica. No podemos olvidar la investigación agraria y científica de la universidad cordobesa, muy valorada en los rankings universitarios. Esta sinergia del saber aumentaría los grupos de investigación, necesarios para terminar con la sangría de nuestra juventud más preparada lo que generaría una gran riqueza en Córdoba. De esta manera, muchos jóvenes que comienzan sus grados universitarios no tendrían que tener la incertidumbre de un futuro incierto fuera de Córdoba.
Otra sinergia no menos productiva y enriquecedora para nuestra ciudad sería la cultural-patrimonial. Córdoba tiene el honor de poseer cuatro títulos patrimonio mundial de la humanidad: la Mezquita, el Casco Histórico, los Patios y Medina Azahara. Es un tremendo disparate que Córdoba no supiera sacar partido de este espectacular cuadro de honor. La ciudadanía debería implicarse en sacar el máximo provecho a nuestro patrimonio participando en los diferentes planes directores que debieran regir el funcionamiento y uso de nuestros bienes patrimoniales. Este motor cultural debería aprovecharse para, por una parte, atraer a un turismo de calidad, y por otra, para relanzar las artes escénicas de nuestra ciudad: la música, la danza, el arte dramático, el flamenco, que junto a la apuesta por nuestras jóvenes promesas en el mundo de la poesía y la literatura harían de Córdoba un epicentro en el mundo de la cultura. Junto a ello, habría que apostar por una programación ambiciosa en sus teatros públicos, que llegase a todos los sectores de la sociedad, además de mimar y potenciar a las personas emprendedoras que apuesten por una red de teatros y salas de conciertos de mediano y pequeño tamaño que den cabida a los sueños de la juventud que terminan sus diferentes estudios en las diferentes escuelas escenográficas.
Una tercera sinergia sería Córdoba como ciudad de transportes y nudo de comunicaciones. Córdoba tiene unas infraestructuras muy desaprovechas, empezando por su red ferroviaria de ancho nacional. Córdoba se vería dotada de unas cercanías ferroviarias que uniesen los pueblos del valle del Guadalquivir y de la extensa campiña con la capital. Toda la provincia, unos 800.000 habitantes, quedaría englobada en una gran área metropolitana, lo que facilitaría el traslado de sus habitantes para un acceso cómodo a la asistencia sanitaria, universitaria, administrativa, cultural y comercial. También sería necesario terminar la variante para posibilitar un acceso directo al centro de transportes y a la estación ferroviaria de mercancías, sin olvidar la rentabilidad que debería ofrecer el aeropuerto de Córdoba, infrautilizado.
Para el Gobierno central, autonómico, provincial y local Córdoba debería ser uno de sus principales objetivos, anteponiendo los interese de Córdoba, capital y provincia, a los de partido. Tanto PSOE como PP, responsables de las cuatro administraciones cordobesas, tienen la obligación prioritaria de sacar adelante estos proyectos imprescindibles para que Córdoba no siga en el furgón de cola. Ahora resulta más necesario que nunca.
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