Coordinadora de Trabajadores de Andalucía (CTA).
Hace unos días la patronal agraria de ASAJA anunciaba en los medios de comunicación la consecución de un acuerdo extrajudicial en el SERCLA con los sindicatos U.G.T. y CC.OO. por el que adaptaban el actual convenio provincial del
campo al salario mínimo interprofesional, aprobado por el Gobierno del Estado hace unos meses, y que dicho sea de paso, dicha subida supero las reivindicaciones que al respecto tenían CC.OO. y U.G.T.
Con ello la opinión pública puede comprobar dos cosas, la primera que los salarios del campo no llegan al Salario Mínimo Interprofesional, es decir, unos trabajos que cada vez exigen más cualificación y por supuesto de carga de trabajo enorme,
resulta que están pagados por debajo del salario mínimo interprofesional. La segunda cuestión que se puede observar es que dicho salario mínimo entro en vigor el pasado día 1 de enero del año en curso, sin embargo, ASAJA no ha aceptado su aplicación hasta últimos del mes de junio. Y en las condiciones de despido que se utilizan en el campo: “no vengas mañana”…, a ver quién va a reclamar la retroactividad, pasa igual que con los atrasos de los convenios colectivos del campo. Y mucho más con el personal eventual que por cierto es el 90 % del sector.
Dicho esto, ASAJA quiere convencer a la opinión pública de que realiza un gran esfuerzo para la aplicación del salario mínimo interprofesional, debido a la caída de los precios, y a las condiciones actuales de la actividad económica. Nada de ello es
responsabilidad de los trabajadores del campo. Muy al contrario es responsabilidad de la patronal agraria. En primer lugar porque han dejado la comercialización de sus productos en manos de terceros y en manos de otras regiones del estado español y de otros países extranjeros, limitándose a ser productores, cuando hoy la comercialización y la especulación deja más beneficios que la producción, en segundo lugar porque los productores están más pendientes de cobrar las subvenciones de la Política Agraria Común, que de la propia producción y comercialización. El hecho de que no exista iniciativa empresarial en esta tierra y que el mundo del campo este vinculado al feudalismo, todavía, es responsabilidad directa de la patronal, que para nada se ha ocupado de formar como empresarios a sus asociados.
Por último volver a destacar los convenios en precario que negocian CC.OO. y U.G.T., convenios por debajo del salario mínimo interprofesional. Porque practican el sindicalismo que le conviene a la patronal, nada de asambleas, nada de información, nada de dar cuentas a los trabajadores del campo sobre las reivindicaciones, que no existen, ni sobre las negociaciones. Entre otras cosas porque el convenio del campo no lo negocian trabajadores del campo. Lo negocian los representantes del metal, de la poca gran industria que existe en Córdoba.
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