El pasado 1 de noviembre, como cada año, la Asociación Foro por la Memoria Histórica y Democrática de Espejo, se desplazó al cementerio jiennense de San Eufrasio. Allí, en sus fosas comunes, donde se han erigido varios muros con los nombres de los fusilados durante y después de la Guerra Civil, la Asociación de Memoria Histórica de Jaén los recuerda todos los años y reivindica su memoria y su exhumación. Se calcula que en esas fosas hay unas 1.700 personas hacinadas. Así cada año, de forma pacífica, aunque cargados de sentimiento y reconocimiento. Siguen siendo los grandes olvidados. Parece ser que esa forma pacífica de reivindicar no llega a los gobiernos.
Uno de los miembros del Foro por la Memoria Histórica y Democrática de Espejo, José Luis Santos Medina, acude cada año a Jaén. Sigue con la esperanza de que algún día, su abuelo, que está en una de esas fosas, pueda ser encontrado y poder darle el último adiós que ningún ser humano debería negársele. En nuestro país aún hay cientos de miles de españoles enterrados en fosas comunes y cunetas. Sólo Camboya supera, en número, al criminal Francisco Franco en esta estadística. En todo caso, José Luis no renuncia ni desespera, y rinde homenaje a su abuelo y a todas aquellas personas que lucharon por la legalidad democrática establecida frente al golpe de estado militar fascista de 1936.
Su abuelo, Julián Medina Ramírez, como la casi totalidad de los 8.000 habitantes de Espejo (quedaron unas 200 personas tras ser tomado el pueblo por los golpistas) tuvieron que huir tras la toma del pueblo el 26 de septiembre de 1936, y lo hicieron hacia la provincia de Jaén. En el caso de la familia Medina Ramírez se dirigieron a Mancha Real. Antes de acabar la guerra, detienen a Julián y se lo llevan a la cárcel de Jaén. En abril de 1940 lo fusilan en el cementerio de Jaén. Su delito fue ser concejal en Espejo en 1931 por Izquierda Socialista Radical y en 1935 por el Frente Popular. Su hermano Rafael, responsable de la Junta de Defensa de Espejo, es fusilado también algo más tarde del mismo 1940, en Castro del Río.
Espejo fue resistente a la llegada de los fascistas. Cuando lo normal es que los pueblos de la provincia cayeran en manos franquistas en unas horas, Espejo les costó tres días, a pesar de doblar el número de golpistas al de los defensores de la legalidad en el pueblo. Finalmente, al tercer día, otro criminal sin escrúpulos, Queipo de Llano, mandó a la aviación desde Sevilla y bombardeó el pueblo, rompiendo la entrada que estaba dividida en tres defensas. La de la entrada desde Montilla, donde se sitúa la famosa foto de Robert Capa, resistió e impidió que los golpistas entraran por allí al pueblo. En su apoyo llegó una milicia desde Alcoy, y un grupo desde Jaén comandado por Ignacio Gallego. La última defensa se colocó en baterías, a las órdenes del Comandante de Artillería republicano Joaquín Pérez Salas, quién, junto con otras siete u ocho personas, se apostillaron en el castillo sabiendo que no tendrían escapatoria, mientras el resto del pueblo podía huir. Uno de esos hombres, al llegar los falangistas, se lanza desde una torre del castillo antes de ser arrestado.
A partir de ese momento se produce la huida hacia la provincia de Jaén de los casi 8.000 habitantes del pueblo. El pueblo queda desierto. Se calculan unas 200 personas espejeñas entres fusiladas y desaparecidas, sin tener en cuenta las muertas en combate.
Cuando este año llegaron al cementerio de Jaén para recordar a sus seres queridos, se encuentran que los muros en los que están escritos sus nombres y un monolito han sido pintados y destruidos por neofascistas. “Vencimos y venceremos”, se podía leer encima de los nombres de las personas desaparecidas. El acto vandálico fue perpetrado al día siguiente de la exhumación del criminal dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. No lo hemos visto en ningún informativo, aunque sí vemos, y machaconamente, “fake news” de sedes de algunos partidos en Barcelona supuestamente pintadas por independentistas.
Cada vez que algo así ocurre, o que cargos públicos herederos del franquismo niegan sus crímenes, se mofan de las víctimas, viene a la mente qué hubiera pasado si eso hubiera sucedido o sucediera hoy en día en algún acto homenaje a las víctimas de ETA. ¿Qué pasaría si alguien osara decir alguna palabra fuera del discurso oficial establecido? Con tristeza y desazón, contemplamos cómo se hacen actos públicos en honor a los fascistas donde se alzan brazos y se cantan himnos infames, cómo en actos por el dolor por asesinatos machistas se interrumpe con pancartas ofensivas, cómo se exhuma al dictador con honores de estado. Es la prueba inequívoca de que la transición fue una gran mentira y que el franquismo está instalado en el tuétano de los poderes del Estado.
A continuación, reproducimos las palabras de la Asociación Foro por la Memoria Histórica y Democrática de Espejo tras la visita al cementerio de San Eufrasio de Jaén. Ojalá algún día este país tenga la dignidad y la honestidad de buscar a las personas represaliadas y poder despedirlos en regla. Ojalá se reponga su memoria y su valentía en defender la legalidad vigente en la II República. Ojalá se quiten honores, pagas, títulos, propiedades a torturadores que siguen aún vivos. Ojalá las instituciones, políticas, judiciales y económicas, puedan ser accesibles a todas las españolas y españoles, y no sólo a las castas herederas del franquismo. Ojalá algún día los muertos por la defensa de la voluntad popular sean reconocidos como tales, como héroes del pueblo. Ojalá algún día, los que hicieron durante 40 años una limpia de políticos, educadores, funcionarios, artistas, … republicanos, sean reconocidos como eso, como asesinos.
Un año más, ayer (el 1 de noviembre) asistimos a Jaén para homenajear a los represaliados, a los asesinados por Franco qué, aún 83 años después, yacen en dos fosas comunes que hay en su cementerio. Una semana después de la exhumación del Dictador tenemos qué decir que llega tarde, que se tenía que haber hecho antes, pero qué nos alegramos mucho de que al fin se haya hecho.
Ni estamos de acuerdo con los que dicen que se tenía que haber hecho después de las elecciones, ni con aquellos que dicen que ha sido todo un ejemplo de cómo se exhuma a un genocida. Nosotros, desde luego, lo hubiéramos hecho de otra forma, pero ¡qué le vamos a hacer! Estamos en clave electoral.
Al día siguiente de la exhumación del dictador, unos cobardes hicieron unas pintadas en el monolito, como podréis apreciar, poniendo “Vencimos y venceremos”.
Vosotros sois alimañas, hienas sedientas de sangre. Que sepáis que no nos vais a asustar ni nos vamos a amedrentar.
Estos son nuestros templos, ¿cómo os atrevéis a profanarlos? Pues bien, 80 años después ni vencisteis ni convencisteis, cómo le dijo Unamuno a Millán Astray, para vencer hay que convencer y para convencer hay qué persuadir y vuestras formas de persuadir son los militares, el Ibex 35, los desahucios, etc., etc.,
«Viva La Muerte», «Muera La Inteligencia». La Inteligencia, como las ideas, no se puede matar, o ¿acaso matasteis a García Lorca, o a Miguel Hernández, a Machado o a Alberti?
Ellos son inmortales por su legado, vosotros por vuestros crímenes.
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