Últimamente parece ser que uno de los temas claves que dividen la derecha y la izquierda (tomando estos conceptos no por partidos sino por ideas y propuestas de cada uno) es la legalización del aborto. Esta medida tan reclamada por distintos grupos sociales, una gran mayoría que poco a poco va ganando su espacio en la sociedad, es el tema principal en bastante discusiones y debates.
Antes de nada, creo que es necesario conocer la definición que establece la Real Academia Española (RAE) en la primera acepción de “abortar”. Así lo define como <<dicho de una mujer o de un animal hembra: Interrumpir de forma natural o provocada, el desarrollo del feto durante el embarazo>>.
Y ante esta acción, muchos, personas que no viven en primera persona ese embarazo, critican a quien lo practica, una persona que por sus cuestiones socioeconómicas, familiares y laborales ve imposible criar a un recién nacido. Es más, llegan a tal punto de calificarlo como la actuación del mismísimo demonio.
Claramente, el argumento del círculo Dios-persona-demonio ha quedado vacío de significado en las ideologías actuales. Muy pocas personas lo siguen utilizando. Ante eso, explican que ese feto es una vida, y que no se le puede quitar la vida a una persona. Es más, para liar el debate aún más lo llegan a comparar con el tema taurino. Se preguntan que por qué mientras se defiende la abolición de la tauromaquia se pide el “asesinato de bebés”. Desde mi punto de vista, esa forma de enfocar el debate es tóxica.
La cuestión es que, esta tarde, mientras miraba algunas historias en la red social Instagram, vi que uno de mis seguidores (uno de esos que tienen puesto en su perfil Æ y una banderita de la España monárquica y franquista) mezcló ambos debates. Explicaba con un simple meme que la izquierda, mientras quiere abolir la tortura a animales en plazas de toros y fiestas municipales, está pidiendo “muertes de bebés” como un derecho de igualdad. Ya solo viendo que han mezclado dos temas totalmente diferentes y utilizado términos y conceptos falsos (dicen bebé cuando es un feto) no merecería la pena discutir nada, pero creo que es necesario, porque no es la primera vez que escucho ese argumento.
Los seres humanos, al igual que los animales, tienen sentimientos, emociones y conocimiento, y también memoria. En mi opinión, para llamar a un ser humano como “persona”, hay que esperar a que estas capacidades se desarrollen. Y no lo consiguen hasta que ya hay un cuerpo medio definido en la barriga de una mujer. Por eso me parece inútil decir que le estás quitando la vida a una persona, porque es nulo el desarrollo físico y psicológico de un feto.
No podemos olvidar que su objetivo es salvar a un niño aún sin nacer. Pero parece ser que sólo piensan en el hecho de darle vida. Dejan atrás otros factores. Que una persona no quiera tener un hijo será probablemente porque no consigue buscar la forma de compaginarlo con su trabajo y vida social. Muchas mujeres quedan embarazadas en mitad de su carrera universitaria o laboral y cortar esto significa dar un vuelco enorme a la vida de esa persona, pues una sorpresa le ha desviado todos los planes de vida que tenía.
Lo comentado antes es acerca de la mujer, pero, ¿y el niño? Probablemente, si se encuentra iniciando su carrera universitaria o laboral, no tendrá la suficiente estabilidad económica para criar a un hijo. Ni tampoco tiempo. Muchas personas no pueden permitirse dar a luz porque sus situaciones precarias en el trabajo serían la causa de no disfrutar de la crianza de su hijo.
Llegué a escuchar una vez que si no pones medidas de protección, has sido un irresponsable y debes tener al hijo que viene en camino. Ya no es ni ponerse en el lugar del otro. De cierta forma, esta idea es un castigo muy duro, pues estas obligando a una mujer a tener un hijo sin ella quererlo. No se como hay gente que puede utilizar este argumento en pleno siglo XXI.
Hay muchas causas que llevan a una mujer a querer abortar. Y ni mucho menos estas decisiones se toman sin pensar. Es obvio que en una situación como esa hay que recapacitar mucho. Entre otras cosas hay que pensar que un aborto no es nada saludable para una mujer, ni física ni psicológicamente.
Y ante esa crítica que se hace por las personas que desean abortar, la respuesta más natural debería de ser: ellas pueden hacer lo que quieran. Desgraciadamente, como ya he dicho antes, critican quienes no viven el embarazo en primera persona. No tiene otro nombre más que “falta de empatía”. Teniendo en cuenta la presión que ya de por sí esta acción somete a la mujer, nadie debería criticar decisiones tan fuertes como abortar por una simple cuasa: no es su cuerpo ni su vida.
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