Estos dos últimos años, sobre todo durante la época de confinamiento, se produjo un gran cambio en nuestras ciudades, que se volvieron policromáticas gracias a la vegetación que había crecido en la vía pública, acerados, alcorques, tocones y solares, proporcionando una belleza escénica y una sensación de bienestar en la ciudadanía.
Sin embargo, con la idea anticuada de que la vegetación espontánea es sinónimo de insalubridad y descuido, en estos días se está procediendo a eliminar dicha vegetación en diferentes calles de la ciudad, acabando con una riqueza biológica que, vista en su conjunto, formaba un pequeño pero muy agradable cinturón verde.
Según la Agenda 2030, uno de los mayores retos de la urbanización es crear espacios urbanos sostenibles, entendiendo que el suelo es uno de los elementos naturales más valiosos para nuestra propia supervivencia. Para conseguir esta “renaturalización de las ciudades” es necesario compensar el hecho de que durante décadas, las ciudades han sido construidas con elementos impermeables y sembradas de árboles ubicados de manera aislada. Esta renaturalización, a criterio de Ecologistas en Acción, podría realizarse tomando medidas como la creación y conservación de espacios verdes que permitan el cuidado de los recursos hídricos a través de la retención de agua y eviten la pérdida de suelo por escorrentía. Además, los terrenos baldíos y los alcorques, junto con parques y huertos urbanos, son una oportunidad para dejar crecer la vegetación y favorecer la biodiversidad de insectos y aves que se alimentan de éstos.
La organización ambientalista considera que todo ello no implica que el tratamiento de las hierbas silvestres no sea necesario, ya que se entiende que hay que proteger nuestro patrimonio cultural, como son los monumentos históricos de la ciudad. Pero «estos cuidados no justifican que se generalice el ataque a este tipo de flora de forma indiscriminada«, afirman.
Ecologistas en Acción propone mantener y respetar la vegetación silvestre en los alcorques y arriates durante los meses de primavera (periodo de germinación, crecimiento y reproducción), hasta principios del periodo estival, para después -una vez agostadas las plantas- realizar una limpieza con desbrozadora -nunca con herbicidas- , retirando la vegetación seca acumulada y respetando el depósito natural de semillas silvestres, hasta el inicio de un nuevo ciclo de vida.
Todo ello «para lograr un desarrollo sostenible urbano y que Córdoba se transforme en una ciudad capaz de resistir los rigores climáticos que se avecinan, se deben tomar medidas que disminuyan el efecto del aumento de las temperaturas y de los desequilibrios ambientales producidos por los seres humanos, incrementen la biodiversidad y aumenten la calidad de vida de la población, por lo que Ecologistas en Acción espera que se imponga un nuevo modelo de gestión de las hierbas silvestres que no se base en su simple eliminación«.
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