Las elecciones legislativas en Francia, cuya segunda vuelta es el próximo domingo 7 de Julio, se están desarrollando para buena parte de la población bajo un clima de “salvación de la Patria”. Estas elecciones anticipadas han sido convocadas por Macron, el presidente, tras la victoria en las europeas del 9 de junio de RN, el partido de extrema derecha, supuestamente para hacer un llamamiento al electorado de reaccionar y elegir entre el fascismo o él, ya que los partidos a la izquierda no habían tenido grandes resultados en dichas europeas. No contaba con la reacción de estos partidos, que en 24 horas acordaron presentarse en coalición, en 48 habían negociado las candidaturas y en 4 días presentaron un programa común con 150 medida a aplicar en tres fases y con las partidas presupuestarias correspondientes. Esa coalición se presentó, casualmente, con el nombre de Nuevo Frente Popular, emulando al de 1936 y explicando que se está en una situación parecida. Aquel primer Frente se creó como respuesta al auge de la derecha fascista en Europa y al hecho determinante del asalto a la Asamblea Nacional el 6 de febrero de 1934, que se saldó con 17 muertos y 2000 heridos. La reacción social fue inmediata convocando los sindicatos y partidos Huelga General y manifestación en Paris para el 12. Ya en las elecciones municipales de 1935 se llega a un pacto entre comunistas, socialistas y radicales para votar en la segunda vuelta al candidato mejor situado y cortar el paso a la extrema derecha. Pero el considerado acto fundacional del Frente popular fue la manifestación antifascista del 14 de julio de 1935, convocada por 50 organizaciones políticas, sindicales y cívicas. La coalición se creó formalmente para las elecciones del 3 de mayo de 1936, que fueron ganadas por aquella.
Pero ¿estamos en situación similar? La ciudadanía francesa lleva unos años soportando y reaccionando contra unas políticas neoliberales y antipopulares del gobierno de Macron, que mediante decretos ha aumentado la edad de jubilación, ha permitido subidas incontroladas de precios, reducción de ayudas sociales y de los servicios públicos, ha relanzado la energía nuclear mientras se alinea internacionalmente en el frente bélico sumiso a la OTAN y EEUU, llegando a plantear enviar soldados al frente de Ucrania y ordenando una fuerte represión policial a manifestantes contra el genocidio de Israel sobre el pueblo de Gaza. El RN propone como solución a esta situación priorizar a los trabajadores franceses, excluyendo a los inmigrantes; un proteccionismo económico frente a los acuerdos comerciales de la UE y desarrollando la producción en sectores energéticos; medidas sociales como la exención de impuestos a familias vulnerables o a menores de 30 años, elevar las pensiones o rechazar la ampliación de la edad de jubilación impuesta recientemente.
Estos planteamientos “nacionalistas y sociales”, ocultando o tergiversando sus ideas racistas y xenófobas, junto al hecho de presentar un candidato de tan solo 28 años que proclama constantemente sus orígenes “humildes” y muy activo en redes sociales han podido ayudar al resultado de la primera vuelta el 30 de junio, donde quedó en primer lugar con un 33% de los votos, 400.000 más que el bloque de izquierdas y muy por encima del bloque de gobierno que obtuvo un 20%. También ha podido influir en esos resultados la campaña del “macronismo” advirtiendo del peligro de “guerra civil” si ganaban los “extremos”, equiparando la extrema derecha al bloque de izquierdas.
Pero para la segunda vuelta, no hay confusión posible: si no se quiere que tenga mayoría el partido de Le Pen, sólo hay que votar al que tenga más votos de los otros. Melenchón lo decía claro “o ellos o nosotros”. Y para dar ejemplo, todos los candidatos y candidatas de la izquierda que hayan quedado en tercero o cuarto lugar han retirado su candidatura para facilitar el voto contra la extrema derecha. No han sido tan drásticos en las filas del bloque centrista. A pesar de que ante su equipo presidencial Macron haya pedido que ningún voto vaya al RN y recordado que la izquierda votó en la segunda vuelta en 2022 a su candidatura para evitar la victoria de RN, añadiendo que “sin eso este servidor y vosotros no estaríamos aquí”, un grupo de candidatos del bloque macronista se han negado a retirar su candidatura estando en tercer o cuarto puesto. Y el primer ministro saliente Gabriel Attal planteaba este miércoles 3 que “la Francia Insumisa (el partido mayoritario del bloque de izquierdas) no gobernará el país”. Muchos medios de prensa, grupos de presión de empresarios y una parte del bloque centrista siguen demonizando a Melenchón y la Francia Insumisa, dando a entender en muchos casos que prefieren la extrema derecha a la izquierda.
Sin embargo, la reacción popular y de colectivos sociales se está produciendo esta semana por todas partes: Un manifiesto firmado por cientos de personalidades ha convocado el miércoles 3 una manifestación multitudinaria en la plaza de la República “Todos unidos contra el racismo, el antisemitismo y la islamofobia”, en la que han intervenido distintas personalidades de la cultura, como Annie Ernaux (premio Nobel de literatura en 2022) quien ha declarado: ”la historia juzgará muy duramente a Macron, pero nos juzgará también si entregamos Francia a un partido racista”; el festival internacional de Teatro que se celebra estos días en Avignon ha realizado también este miércoles un encuentro-espectáculo contra el odio, con la participación de numerosos actores y actrices. Sindicatos, colectivos sociales y culturales, cantidad de personalidades del arte, las ciencias o el deporte, como Nicolas Batman (capitán del equipo de Francia de Baloncesto) hacen llamamiento a votar contra el racismo y el odio el próximo domingo.
Más allá de lo que digan o propongan los dirigentes de los partidos o lideres sociales o culturales, por encima de las directrices que intentan dar desde los medios de comunicación de masas o de las propagandas en redes sociales, cada ciudadano o ciudadana franceses tendrá que decidir por sí mismo en conciencia. Como hizo en el Referéndum para lo que se denominaba constitución europea, donde votó en contra, a pesar de las directrices de aprobación de los principales dirigentes de partidos y Sindicatos. Ahora, en la mayoría de los casos tendrá que elegir entre un gobierno que desarrolle toda una batería de medidas en beneficio de la mayoría, por la conservación del planeta, por la paz y la democratización o uno racista y excluyente. En otros casos la elección será entre este último o el mal menor de la continuidad del macronismo.
En cualquier caso, se tratará de un acto “patriótico”; de definir la Patria como el bien común, de todas las personas que viven en Francia, sin tener en cuento la religión, el origen y la raza o la clase social o como el Estado de las personas con derecho de sangre, por tener padres o abuelos nacidos en Francia. Esperemos que la mayoría del pueblo francés se decline por reivindicar el lema de la república: “liberté, égalité, fraternité”
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