La caza es una actividad que está supeditada a condicionantes legales y éticos. Hay una estricta regulación para garantizar que se realiza con garantías sobre su sostenibilidad, donde la capacidad de defensa de los animales para la huida es una de las cuestiones a garantizar. Animales débiles por la falta de alimento debido a la sequía los imposibilita para ser cazados, se consideran puras ejecuciones.
Ecologistas en Acción Andalucía ha denunciado en un comunicado de prensa que la Junta de Andalucía pretende justificar la caza de ungulados para evitar el efecto que puedan ejercer sobre la vegetación, ocasionando daños sobre la misma que pueden llegar a ser irreversibles en caso de afectar a flora amenazada, generando evidentes problemas de pérdida de masa vegetal e incremento de la erosión.
El problema existe, ahora y sin sequía debido al aumento de las poblaciones de ungulados por intereses cinegéticos, pero la solución, a juicio de Ecologistas en Acción, «no puede pasar por favorecer a los que lo han generado, esto es, los propietarios de cotos de caza industrial«, ya que ese modelo ha intensificado la caza mediante prácticas nocivas como la introducción de ejemplares de granja, la alimentación suplementaria, el control de predadores y el mallado cinegético, que han generado sobrepoblaciones que dan lugar a sobreexplotación de los recursos de las fincas dedicadas a la caza mayor, a poco que las condiciones meteorológicas se vuelvan adversas como es el caso.
El artículo 55 de la ley 8/2003 de la Flora y la Fauna Silvestres establece la prohibición de cazar en los llamados días de fortuna, es decir, en aquellos en que, como consecuencia de incendios, epizootias, inundaciones, sequías u otros accidentes, las piezas de caza se vean privadas de sus facultades normales de defensa y obligadas a concentrarse en determinados lugares.
La solución ante la falta de alimento natural no puede ser incrementar la caza premiando al infractor e incumpliendo la legislación, sino revertir las prácticas que nos han llevado a esta situación de sobrepoblación de ungulados.
Las principales medidas que Ecologistas en Acción proponen deben ser recuperar a los depredadores naturales, como el lobo, en los montes andaluces, como principal saneador de la fauna cinegética, así como eliminar los mallados para permitir el libre tránsito de la fauna, o evitar la alimentación suplementaria y las sueltas. «Sólo así la vegetación que se quiere proteger tendrá garantías de supervivencia en equilibrio con el resto del ecosistema«, aseguran.
Mientras esto ocurre, la solución al problema derivado de esas malas prácticas corresponde a los gestores de los cotos industriales, que deben afrontar la necesidad de reducir la densidad de ungulados en sus fincas, ajustándola a las posibilidades de sustento del coto, garantizando las condiciones de bienestar animal que tenemos establecidas para la ganadería, al ser el manejo de esta fauna más propio de una ganadería que de fauna silvestre.
Se obligaría así a disminuir la sobrepoblación en las zonas que se determine mediante capturaderos exclusivamente, permitiendo el sacrificio en matadero autorizado y con los métodos aplicables a la ganadería de los ejemplares excedentarios que presenten un peor estado físico, a cargo de los titulares de los cotos, pero con inspección pública por parte de los agentes de medio ambiente.
Para Ecologistas en Acción, no puede ser que la única medida que aporta la Junta ante la excesiva herbivoría de la fauna cinegética sea el aumentar los periodos de caza, que ya abarcan casi todo el año, con grave perjuicio al resto de la fauna silvestre, a los deportes de naturaleza y al turismo rural
Ecologistas en Acción anuncia que va a recurrir en alzada la Resolución que autoriza esta caza extemporánea con los argumentos expuestos para intentar que la Junta de marcha atrás y se evita este atentado contra animales indefensos que son de los pocos que no tienen responsabilidad sobre los daños que se quieren evitar.
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