El sindicato incide en algo que viene poniendo sobre la mesa desde hace años, y que, aunque ahora se trate de Participación Ciudadana, entiende que es el objetivo de acabar con los servicios públicos en el Ayuntamiento de Córdoba, lo que conlleva la merma de derechos ciudadanos.
En concreto, en dicha delegación, CTA acude al ejemplo del síndrome de la rana hervida, del filósofo franco-suizo Olivier Clerc. «Trata de una rana que, si echas a una olla de agua hirviendo, saltará de tal forma que podrá librarse de morir. Sin embargo, si la echas en un agua tibia y la vas calentando poco a poco hasta hervir, no lo percibirá y si lo hace, no tendrá fuerzas para reaccionar y nada la librará de su fatídico final. El desmantelamiento de personal de esta delegación está siendo idéntico a este síndrome«.
Para ello, el sindicato entiende que la época de pandemia que estamos viviendo está acelerando el proceso de desmantelamiento de servicios, y que los Centros Cívicos de nuestra ciudad ya se mantienen con cierta vida gracias exclusivamente a los y las trabajadores de Participación Ciudadana, comenzando por los ordenanzas, cuya labor es encomiable e imprescindible. «Son la cara de la participación. Empezaron trabajando dos ordenanzas por turno y edificio, luego eran dos y uno, uno y uno, van a abrir otros centros de otras zonas…, al final son sustituidos en algunos casos por personal de empresas de seguridad, una privatización más, se limitan a abrir y cerrar la puerta, con lo que otros trabajadores y trabajadoras del propio centro, la ciudadanía, colectivos y asociaciones, se ven gravemente afectados ya que se elimina la orientación, información, atención telefónica, etc. »
CTA denuncia que el personal técnico está en una situación similar. «Empezaron siendo un Coordinador de Programas y un animador sociocultural por Centro Cívico. Luego fue un solo técnico por Centro, aunque su categoría profesional fuera diferente. Ahora es un solo técnico quien atiende varios distritos de la ciudad, justo en estos momentos en los que la situación es tan grave socialmente y más necesaria es la articulación del tejido asociativo.»
Por último, están las Direcciones de estos Centros Cívicos, en las que hay casos en los que una sola dirección se hace cargo de dos o tres distritos de la ciudad, sobre todo en vacaciones.
CTA se pregunta si, en esta situación se pueden mantener los Centros Cívicos abiertos, ya que no debería ser, en su criterio, meros edificios contenedores. «Se están muriendo. Desalojaron la Oficina de Atención Ciudadana, con la falta que hace ahora con los registros digitales de una población no preparada para ello. Ya no existen corresponsales juveniles y las promotoras de igualdad ya trabajan a nivel central.»
CTA lamenta que, aunque Córdoba fue pionera en el desarrollo del modelo de Centros Cívicos en España, en la actualidad, denuncian, no solo están a la cola del país, sino en proceso de rápida desaparición o privatización. Todo ello cuando, entienden, «la espina dorsal de la democracia, la participación, siga promocionándose desde las instituciones que deben ser garantes y no ejercen«.
De acuerdo con el criterio de CTA y otro servicio que dejaron desaparecer sutilmente fueron las ludotecas municipales de los centros cívicos que, aparte de cubrir un servicio esencial para niños desfavorecidos se veía una vida en los centros cívicos que se está apagando poco a poco, como bien dicen.
En honor a la verdad hay que decir que con este servicio acabó la entonces delegada, Alba Doblas ahora en la oposición.