El Consejo del Movimiento Ciudadano, ante la subida del IPC provocada especialmente por el excesivo precio de la electricidad y los combustibles, ha solicitado al Ayuntamiento de Córdoba que las ayudas sociales se adapten a estas subidas y se otorguen con la cantidad suficiente para hacer frente a este gasto desmesurado. Para el Consejo del Movimiento Ciudadano, la pobreza energética es uno de los retos que hay que afrontar a corto plazo y que no permite dilación. Por ello, anuncian que volverán a insistir al Ayuntamiento a que valore la creación de una renta social municipal, complementaria al ingreso mínimo vital.
El Consejo del Movimiento Ciudadano considera además que los servicios sociales deben abrirse a la sociedad que les rodea y salir de las oficinas. La situación de cita previa impuesta por la pandemia tiene que flexibilizarse para atender las urgencias ciudadanas. Igualmente, el plan de acción social debe contar con la participación de las entidades sociales y ciudadanas de cada distrito y procurar su implicación en el trabajo. Para ello, desde el órgano vecinal entienden que los responsables de servicios sociales deberían mantener una relación fluida con esas entidades de la que actualmente carecemos.
Por otro lado, el consejo del Movimiento Ciudadano también exige que se cubran las plazas de trabajadores sociales de forma estable, evitando que programas coyunturales como el ERACIS, se use para cubrir la falta de personal estructural. Para ello, entienden que ese incremento de personal debe promover la eliminación real de las listas de espera, permitir una atención más intensa a las personas y familias con dificultades y abrirse a nuevas funciones como posibilitar el acceso al bono social eléctrico, al ingreso mínimo vital o a cualquier otro mecanismo existente.
Por último, el Consejo del Movimiento ciudadano requiere que el IMDEEC escuche a los trabajadores sociales y disponga de programas y servicios adecuados a la realidad social del momento. Para ello recuerdan que los orígenes de las competencias de formación y empleo surgieron del área de servicios sociales para luego independizarse. Pero en ese proceso, los trabajadores sociales y de desarrollo económico han roto su necesaria relación para que se le pueda ofrecer a las personas en dificultades de soluciones formativas o de empleo que superen la ayuda puntual.
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