En ASPA creemos que una regla de oro de toda democracia es que las diferencias o los desacuerdos se resuelven a través de las elecciones; es decir, gana el que obtiene más votos ya que ese resultado expresa la voluntad popular.
Por eso en toda elección, llevada de acuerdo a ley y con todas las garantías, siempre hay ganadores y perdedores. Los primeros proclamarán su triunfo, mientras que los segundos tendrán que aceptar su derrota con la esperanza de que en una futura elección podrán ganar. Eso es lo normal en toda democracia.
Sin embargo, lo que hoy sucede en el Perú es todo lo contrario. Luego de una primera y segunda vuelta, conforme a ley y más allá de que los resultados en esta última etapa sean ajustados, vemos como Fuerza Popular y, en particular su candidata Keiko Fujimori y determinados sectores afines al fujimorismo, así como varios medios de comunicación, no aceptan el triunfo de Perú Libre. Con un supuesto “fraude en mesa”, el cuestionamiento a las autoridades electorales o campañas mediáticas claramente “trumpistas” se busca torcer la legislación electoral y desconocer ese triunfo, pretenden como ya hizo Trump en EEUU que se anulen 200.000 votos
Incluso podemos afirmar que diversos sectores no solo están alentando campañas racistas contra aquellos que votaron por Pedro Castillo, similares a las que hemos visto antes en países como Bolivia, sino también promoviendo un golpe de Estado, sea este militar o parlamentario.
Todo ello son evidencias inobjetables que hoy se busca acabar con la democracia en el Perú. Por eso debe quedar claro que la llamada “amenaza totalitaria” anida en aquellos sectores que hoy, como Fuerza Popular y sus aliados, quieren torcer la voluntad popular de millones de peruanos para imponer una dictadura.
Esta situación ha provocado la indignación de la población y la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú dice que esto es un abuso de una organización criminal que solo intenta corromper el sistema y destruir la democracia.
Van a ir llegando ronderos y delegaciones a la capital para hacer manifestaciones y no se marcharan hasta que no se proclame a Castillo Terrones como nuevo presidente de la republica
Defenderán su voto, lo defenderán en las calles, defenderán la voluntad popular expresada en las urnas y no se irán hasta que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) se pronuncie e instale al presidente de la república.
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