Cuando el sabio señala a la luna el necio mira al dedo
(Confucio)
Debemos reconocerle a la Derecha Extrema hispana, sin que nos duelan prendas, su maestría para la astracanada, el vodevil y el juego sucio con fullería. Cuando ponen sobre el asador toda la carne, espesando la salsa con televisiones, radios, creadores de opinión y jueces, muchos jueces, -que, como el perejil, siempre están condimentando el plato- caemos mareados antes de averiguar por dónde va la bolita de los trileros.
Como decía el «Selu» (en su extraordinaria chirigota «Mi suegra como ya dije»), antes de desarrollar las siguientes ideas » Vaya por delante» que nunca he votado al PSOE, que no siento una especial simpatía por Pedro Sánchez y me parece de obligado cumplimiento para los cargos públicos que se les aplique la respuesta que dio César al divorciarse de su mujer Pompeya tras el incidente de Publio Clodio Pulcro en el rito de la Bona Dea: «Mi esposa debe estar por encima de toda sospecha» que más tarde pulió Marco Tulio Cicerón hasta dejarla en el «Mi esposa no solo debe ser honrada, sino también parecerlo» o lo que es lo mismo » La mujer del César debe..,» que ha llegado hasta nuestros días.
Por ello nada que objetar al juez Peinado de turno en su pertinaz rebusca en el pasado de la mujer de Sánchez, Begoña Gómez. A ver si por fin encuentra la ropa interior que siendo adolescente dejó en el brazo de un sillón y la puede acusar de dejadez y falta de higiene.
Porque estoy seguro, conociendo la neutralidad del poder judicial de nuestro país, ajeno a cualquier componenda política, que las pesquisas en forma de causa general aplicadas hoy al entorno de Sánchez, ayer a Podemos como «investigación prospectiva» a ver si «sonaba la flauta» y se encontraba algún indicio delictivo en los investigados y antes a IU (¿te acuerdas del calvario que hicieron pasar a Antonio Rodrigo Torrijos con las falsas acusaciones cuando era concejal de gobierno en Sevilla?) … se harán mañana con igual rigor a Manuela Villena, mujer del presidente de la Junta de Andalucía Juan Manuel Moreno y en la actualidad responsable de Relaciones Institucionales Sanitarias de la empresa farmacéutica Bidafarma, a la trayectoria profesional de Elvira Fernández, mujer de M. Rajoy (nada que ver con el M. Rajoy que salía en los papeles de la Gürtel) o al entramado empresarial puesto en pie por la familia Aznar. Solamente han empezado con lo pequeño para que vayamos abriendo boca.
No me cabe la menor duda que asistiremos a una investigación ejemplar que quedará en los anales de las cosas bien hechas y que en ningún momento de la película estamos ante la aplicación práctica de la doctrina del desalmado de las Azores, José María Aznar cuando en abril de este año 2024 presto a terminar dijo aquello de «El que pueda hacer que haga».
Eso sí, como nos proyectan una comedia con múltiples giros, ahora tenemos la pista llena de figurantes tipo Koldo, Aldama o Ábalos que entretienen mucho y así podemos quitarle presión a Alberto, el pobre novio de Ayuso, investigado por dos delitos de fraude fiscal. ¡Todo el calvario que le están haciendo pasar a la criatura por el insignificante montante de unos 350 mil euros procedentes del negocio de las mascarillas en plena pandemia!
No puede extrañar la crueldad y persecución de un «emprendedor ejemplar» por parte de esta dictadura bolivariana a punto de instalarse en España.
Lo dicho, mientras que aprovechando la bulla del Metro le roban la cartera, el buen patriota, harto de mirar solo a su ombligo, obedientemente se conforma con mirar al dedo.
Por eso llama la atención la escasa repercusión que está teniendo una noticia que-a mi modesto entender -deberíamos poner sobre la mesa en este juego de espejos. Para que puedan mirarse bien en ella los ultraliberales: en Reino Unido, hace unos pocos días le han puesto fecha y plazos a la renacionalización del sistema de ferrocarriles.
Era una de las propuestas incluidas en el programa electoral del Partido Laborista que ganó las elecciones del 4 de julio de 2024 y llevó a Downing Street a su líder Keir Starmer. Según se ha anunciado en estos días de diciembre, el próximo mes de mayo de 2025 se producirá la primera nacionalización prevista, la de la compañía South Western Railwaysuna de las principales gestoras de los trenes de cercanías, dando el pistoletazo de salida para un ciclo que se completará en 2029.
La iniciativa de revertir el sector al espacio público intentará acabar con el caos y el desastre generado por las privatizaciones en las que metieron el cazo, puro altruismo, hasta 30 compañías. Y se anuncia con la idea de «reparar y reconstruir nuestros ruinosos ferrocarriles para que el público pueda volver a confiar en ellos» (sic).
Llegado a este punto conviene no perder de vista algunos datos que ayudan a hacer más comprensible la historia: en 1948, tras la Segunda Guerra Mundial y el inicio del llamado «Estado del Bienestar» se nacionalizaron los ferrocarriles británicos creándose la British Railways. Esta empresa pública fue privatizada entre 1994 y 1997 pero para que colase el saqueo no olvidemos que previamente, durante el gobierno de Margaret Thatcher (1979-90), se preparó concienzudamente el terreno recortando la financiación estatal y dejando que creciese el deterioro y así tener a mano la excusa de la » ineficacia» como coartada. ¿Os suena?
No olvidemos que en el mismo paquete iban, los mineros, las empresas estatales, la Educación Pública, la Sanidad Pública, la ayuda social… todo en aras de la » libertad de empresa». Así por ejemplo de la antigua red para los ferrocarriles de mercancías, surgieron 6 empresas de las que 5 tuvieron el mismo comprador. Todo fuera por acabar con el monopolio estatal y estimular la libre competencia, expresión práctica de la tan cacareada «libertad ayusiana» que tanto disfrutan nuestros compatriotas madrileños.
Y así, al cabo de 30 años, los británicos han podido saborear lo que significa haber dejado de tener una de las mejores redes de ferrocarril del mundo para poder disfrutar ahora de uno de los transportes más caros, más masificados, con más retrasos y con más accidentes. Eso sí, gracias a la tranquilidad que le daba al inversor saber que «Papá Estado”, ese que según sus cacareos debe desaparecer, aportaba cada año en subvenciones más del 50% del gasto total. ¡Donde se ponga el «capitalismo de amiguetes» que se quiten las tonterías!
Es sabido que los gobernantes de la isla fueron de los primeros en subirse a la ola neoliberal y en estos momentos nos encontramos ante una sociedad británica que viene de vuelta tras haber experimentado en sus carnes lo que ha significado la destrucción de » Lo Público».
Mientras tanto las propuestas actuales del extremismo capitalista hispano van en la romería de ida, esa que pasa por destruir la educación, la sanidad, los servicios… todo el entramado que hace posible una sociedad solidaria donde merezca la pena vivir.
Y lo hacen a lomos y aupadas por muchos votantes que, mientras instalan una alarma en su casa – tal como machacan en los programas – no vaya a ser que se la ocupen cuando salgan a tomar café, se hacen un seguro médico de 30 € al mes, plenamente convencidos de que cuando tengan un cáncer y ya no exista la Seguridad Social que están contribuyendo a destruir, van a ser inmediatamente tratados a todo lujo y pastilla.
Porque en lugar de buscar el bien común y sumarse a la denuncia contra quienes intentan demoler la sociedad, creen más estimulante o menos complicado mirar el dedo de quienes señalan la injusticia. Mucho más cómodo que mirar hacia donde se está produciendo la tropelía, sea en forma del asesinato de miles de niños en Gaza o de un desahucio de las decenas que cada día se ejecutan.
Es mucho más reconfortante no darse por aludido, volver la vista al móvil y seguir la vida de » idiota» (siguiendo en este vocablo la etimología del término griego que otras veces ya hemos utilizado aquí), cuando la raíz ἴδιος [idios: de uno mismo, privado, particular, personal] señalaba como ἰδιώτης (idiota) a la persona que solo se preocupaba de lo privado, de lo suyo mientras ignoraba o despreciaba todo lo público.
Pues eso, para no terminar convertidos en idiotas insensibles , a espabilar y que cunda el ejemplo. Cuando en la comida familiar navideña empiece a despotricar tu cuñado, antes de que le salga espuma por la boca, cámbiale de tema y háblale de que existe vida fuera de las privatizaciones y la desaparición del Estado. Tu salud mental te lo agradecerá y a largo plazo, si conseguimos revertir el proceso y volver a poner en nuestro decálogo las nacionalizaciones, la suya física también.
Ah, se me olvidaba: en los brindis introduce uno en honor de la » Entente Cordiale» cada vez más diáfana entre Puigdemont, Abascal y Feijoo. Fijo que le encanta. Ya no se rompe España y puede dejar de berrear el » A por ellos, oe».
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