Cuando solo hemos conseguido que se enumeren y cuantifiquen las violencias hacia nosotras, las Mujeres, obtienen, con la mal llamada Democracia en España, escaños en parlamentos, congreso, senado, diputaciones y concejalías en ayuntamientos quienes niegan tales violencias, en primer lugar demonizando a quienes defendemos la erradicación de las mismas, y para alcanzar sus objetivos, propician el desmantelamiento presupuestario que por ley corresponde a la participación ciudadana y el desarrollo del trabajo de las ONG que no estén bendecidas por la iglesia católica, de tal manera que emerjan las también mal nombradas costumbres y culturas ancestrales que tanto daño hacen atentando contra el avance de los Derechos de personas inmigradas, mujeres que aspiran a su independencia económica y personal, madres solteras, minorías étnicas, personas discapacitadas, mayores, jóvenas y jóvenes con dificultades de adaptación, poblaciones de barrios de exclusión, que así se llaman porque son los ayuntamientos y demás instancias políticas y administrativas las que condenan a esta población a la pobreza, miseria y pérdida de salud… Y así hasta un largo etc.
Bien, pues quiero trasladar a quienes les interese que la Mujeres en todos los espacios públicos y privados, de minoría étnicas o mayoría poblacional blanca, en el catolicismo, judaísmo o islamismo, en el reinado o en la clase obrera, las mujeres todas las mujeres, aún estamos por detrás de los derechos, reconocimiento y prestigio con que los varones nacen, por el mero hecho de no nacer mujer.
Según las informaciones que podemos leer en distintos medios, las llamadas al 016 de mujeres víctimas de violencia, ha aumentado en este país en los últimos 2 meses un 60%, es decir, durante el confinamiento a causa de la pandemia del COVID-19 8.632 mujeres han visto peligrar sus vidas y/o la de sus hijas e hijos y se han visto obligadas a llamar a este teléfono de emergencia, esto tan sólo en un mes, del 1 al 30 de abril.
Señalar, que en estos datos no se recogen los miles de mujeres que siguen siendo abusadas en prostíbulos, pisos, etc., expuestas ya no solo a SIDA, sífilis, palizas y otras enfermedades y aberraciones… sino ahora también a contraer el COVID-19 de la misma manera que pueden contagiarlo, siendo víctimas de este contagio ellas y las familias de los puteros que siguen abusando de las mujeres prostituidas.
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