Las mujeres no sabemos lo que producimos cuando rugimos, cuando sacamos a las leonas que llevamos dentro y no dejamos que hablen por nosotras. Cuando no nos callamos ante nadie y mordemos con palabras en los prejuicios de todos los que creen que, por ser mujeres, no somos capaces. Es instintivo y, todavía, las mujeres no sabemos los efectos de nuestros rugidos. Pero lo sabremos pronto, muy pronto
Esto me llevar a hacer mención, en el día 24 de noviembre de 2019, de una frase de Michael Jordan: “algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con qué pasará y otras hacen que suceda”
Por eso el 24N salimos a la calle más de 8000 personas en Córdoba, para hacer que las cosas sucedan, para dar voz a todas aquellas mujeres que ya no la tienen. Porque esa convocatoria va más allá de un partido político. En las urnas practicamos la democracia, sí, y también lo hacemos manifestándonos, saliendo a la calle, como bien lo recoge nuestra a veces débil constitución, en su artículo 21. Es muy fácil barrer siempre para la casa propia, a la conveniencia de cómo sople el viento. Pero no, señores y señoras: ni esto es una moda, ni somos kale borroka. La lucha feminista lleva, por lo menos, un par de siglos acompañándonos.
Y es que somos hordas, somos legiones, somos millones las mujeres y hombres que queremos continuar con los pasos dados…. Porque hay mucho aún por hacer. Tanto que hay quien piensa que hemos llegado al final del camino. Pero no aceptamos realidades inacabadas y mucho menos esa paradójica “igualdad a medias” que nos quieren vender. En esta vida no “nos reímos a medias”, como no se puede ser “casi amiga” o “solo querer un poquito”. Nos gusta reír intensamente, nos gusta la amistad plena y nos gusta el querer completo.
Por eso, si algo cambia para retroceder, si nos dejamos las ventanas abiertas… No podemos culpar al viento del desorden hecho. Pero, por eso también, todavía las mujeres no sabemos los efectos de nuestros rugidos. Pero lo sabremos pronto, muy pronto y seguiremos RUGIENDO.
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