…O «Contra los esclavos», entendiendo el término “esclavo” no como la imagen histórica de una persona propiedad de otra, sino englobando en él a quien se somete al capricho del Poder de forma acrítica, sin voluntad de cuestionar, aunque sea una coma, el catecismo del Amo.
Lo encarna la persona que defiende con uñas y dientes una estructura social ajena a su realidad cotidiana, basada en el privilegio de unos pocos fruto del dominio sobre muchos .Y este tiempo de “confinavirus” lo ha sacado en masa a la superficie, arrastrándose por la baba de su bilis y rabia como caracol después de una tormenta.
Escribí hace años que el papel más ingrato en la comedia de la vida lo asume aquel que levanta la mano y pide representar el de “esclavo voluntario”. Lo mantengo y añado que suele ser coral por exceso en la demanda y de rebote nos devuelve como esperpento (la definición grotesca al llegarnos reflejada por los espejos deformantes del callejón del Gato) un elemento central de nuestro discurso: cuando es difícil contar aspirantes al papel por el mar de brazos alzado, el término «gramsciano» de “hegemonía social, cultura e ideológica” no se encuentra precisamente a la vuelta de la esquina. En estos meses de Marzo y Abril (que nos han robado, como decía la canción de Sabina), tiempo de reclusión, meditación y cabreo, estamos viendo que la curva de víctimas de la pandemia va acompañada por otra mucho más acusada de “trolls”, manipuladores y mentirosos. Se distinguen por el cuchillo cachicuerno entre los dientes siempre dispuesto a entrar a la yugular del Gobierno de coalición sin importar el motivo. Al ser tan buenos vasallos de Inda, Herrera, Losantos y demás excrecencias, no dejan que la realidad les estropee su Pre- juicio.
Aunque para buscar modelos que le ayudasen en la interpretación tenía a la mano -a poco que se dieran una vuelta cinematográfica- actores en los que inspirarse, nuestro aspirante a esclavo desechó sin verlo el personaje de Kirk Douglas en “Espartaco” de Stanley Kubrick (¡faltaría más!) y despreció al Pseudulus encarnado por Zero Mostel en «Golfus de Roma» (¡faltaría, «remás»!, un actor miembro del Partido Comunista Estadounidense, en la lista negra del Comité de Actividades del Macartismo y que en su comparecencia ante éste en agosto de 1955 se negó a dar nombres y se enfrentó por motivos ideológicos sin amedrentarse ni renunciar a sus ideas) por demasiado rebelde.
Para su creación ha usado un cóctel con tres interpretaciones, dos autóctonas por aquello del guiño a la pulserita patria de la muñeca.
Cogió una pizca de un clásico foráneo, «Lo que el viento se llevó” y a la Mammy de Hattie Mc Daniel siempre dispuesta al “Sí, señoritos del IBEX” , la voz de Gracita Morales con sus “¡Señoraaaa!“ y “¡Señoritoooo!” para dirigirse a quien manda y la cojera de Paco/Alfredo Landa en “Los Santos Inocentes” siguiendo sumisa la voluntad del señorito Iván por disparatada que sea. Al agitar la mezcla en su interior con toda la mala leche acumulada, ha salido convertido en un nuevo superhéroe, el Capitán Aposteriori (juntas las palabras) que desde el sábado 13 de marzo pasea su disfraz, con capa y todo, por redes y balcón.
Merece que recorramos un poco su biografía. Antes de recibir los superpoderes se conformaba con ser «Español Indignado». Ya se sabe: un bulo por aquí, un chalet por allí, Venezuela y los bolivarianos más el «A por ellos» por allá, le era suficiente para pontificar sobre las plagas que el gobierno socialcomunista de Sánchez y «el Coletas» -al diablo no hay que darle nombre propio- traería al país. En su interior sentía un vacío de estómago, un «rae-rae» que no acababa de despegar.
Cuando asomaron las primeras noticias de Wuhan, cruzó los dedos pues uno de los componentes del «eje del mal» recibía al fin su merecido castigo aunque ni la aparición de los primeros casos a finales de febrero lograran quitarle el sueño. Sin percibirlo, estaba a punto de protagonizar su particular caída de caballo camino de Damasco.
Ésta se inicio el domingo 8 de marzo. Consideró bueno el ahorro de los meses anteriores y el sacrificio económico si el día cumplía las expectativas. Fue temprano a misa, dio la paz efusivamente a los feligreses del cura tridentino, cogió un AVE con un compañero -especialista de facturar «en negro» mientras despotrica contra los impuestos que lo tienen frito- que le llevó al encuentro de Vox en Madrid, donde tuvo la suerte añadida de abrazar efusivamente a algunos de sus admirados dirigentes y para terminar la intensa jornada, madridista de pro, viajó a Sevilla para ver en directo el Betis-Real Madrid, siendo uno de los pocos 51 mil asistentes en salir con mala cara por la derrota.
En los desayunos laborales del lunes 9 al viernes 13 y las cervezas del sábado 14 coreó el «No tienen cojones» porque detrás del encendido de las primera luces de alarmas del Gobierno solo veía el archiconocido plan oculto judeo-masónico-bolchevique de acabar con la Semana Santa aprovechando el pretexto más nimio.
Pero a partir del sábado horrendo, la revelación se apoderó de sus entrañas. ¿Era un pájaro, un avión, Superman…? ¡No! La Epifanía lo había transformado en Capitán Aposteriori. Y como toda manifestación divina, venía preñada de certezas.
Gracias a ella pudo licenciarse sin rubor en pandemias teniendo los mismos profesores que dieron las clases de máster a Casado y empezó a ejercer medicina teórica con la misma experiencia laboral que Abascal tiene en cualquier oficio (como los pisos en venta, en todos cuelga el cartel «A estrenar») para proclamar, profeta reencarnado («¡Mahoma no, Mahoma no!»), la primera aleya de su nueva fe: «El gobierno español actuó tarde y debió prohibir el origen de la expansión de la enfermedad: las manifestaciones «feminazis» del 8 de marzo. No hay mas Dios que la Intolerancia. Santiago y Pablo «el bueno» son sus enviados».
Desde entonces comparte todos los comentarios, memes, noticias de procedencia dudosa que aparezcan en facebook, instagram, twitter, forocoches… siempre que no se salgan de la línea: torpedear al enemigo.
Sus manos han «pasado» con afán de camello todas las informaciones negativas con carga explosiva, desde la del camionero que falsamente denunciaba llevar material sanitario a Francia, suficiente para cargar doscientos camiones, por la desidia del Gobierno (¿como iba todo un subinspector de policía, Alfredo Perdiguero, intentar engañar a los compatriotas al difundirlo?) a la exclusiva de la dirigente del PP, Almudena Negro, que confunde una foto del futbolista Özil con la del portavoz de Más Madrid Pablo (¿otro?) Perpinyá para dejar claro que al difamar «todo vale» aunque no tenga base y desde su balcón ha aplaudido caceroladas contra Iglesias (el único de su barrio obrero, «a mucha honra»), cumpleaños de Amancio Ortega o gestos magnánimos como los realizados por el partido franquista y ultraderechista (redundancia) al donar subvenciones a una «asociación de víctimas del coronavirus» (sic) creada por ellos mismos. ¡Todo por la Patria! ..
Entre paseo por la terraza al ritmo de la marcha de la banda de Las Cigarreras dedicada a la Esperanza de Triana con las que suple el «mono» al no poder salir de costalero y la letra «Novio de la Muerte» con la que mitiga, parodiando un desfile sin cabra, sus ansias de gimnasio, espera la transustanciación del Golpe de Estado con coartada: un gobierno de concentración, presidido por la Autoridad Militar por supuesto, donde estén todos menos Sánchez y el Coletas. ¡Así se construye España!
Y cuando la Justicia tome cartas en el asunto y consiga armar una imputación como Dios manda similar a las sufridas por Lula, Rousseff, Fernado Lugo, Evo Morales, Rafa Correa o el «narcotraficante» (ja,ja, ja) Nicolás Maduro … España será el paraíso en la Tierra. En este punto vamos a cortar el ya extenso retrato del artista nada adolescente que responde al nombre de, nuestro personaje, «Capitán Aposteriori», conscientes de tener material para tres Quijotes. Aunque podemos concentrarlo en una frase: En las tres semanas pasadas ha predicho todas las cuestiones que hoy nos abruman pero con retardo, lo hace siempre el día después, como si fuese su admirado programa de fútbol.
Y ya tiene preparada la varita mágica que sacará al día siguiente de terminar la crisis sanitaria. Aunque no pueda utilizarla al ir de costalero en la procesión de acción de gracias que, para hacer un guiño a su apelativo, también será a toro pasado.
¡Con lo bonito y creíble que es un milagro en su momento y no a destiempo! ¡Con lo elegante y vistoso que resulta viéndolo ondear su bandera bordada -y no por Mariana Pineda- en la que se lee «Cuñaos» de todos los países, uníos»!
Dejémoslo disfrutar capa y calzas sabiendo que la única kriptonita que hace efecto a este superhéroe de pacotilla es la Verdad cuando llega envuelta en medidas sociales. Que se desarma cuando el foco se pone en las personas, no en las ganancias. Que queda sin argumentos cuando proponemos no dejar que la Crisis económica en ciernes descuelgue a ningún sector de la Sociedad. Que aprieta los puños hasta clavarse las uñas cuando nos oye hablar de desterrar para siempre al Neoliberalismo amante de las cifras al que no importa nada la Ciudadanía.
Pero no olvidemos que Capitán Aposteriori es solo un soldado más de un batallón de amplio espectro al que le une un lema: «Salvemos a España. No es País para Rojos».
Porque en él está la clave de la rabia: Al igual que ocurrió durante la Revolución de septiembre de 1868 y la IIª República , la Oligarquía hispana siente el «síndrome de desposesión», tiembla pensando que se cuestione públicamente sus sempiternos privilegios y agita a sus peones para que el cieno enturbie el agua.
Cuando quiere extrae de las clases populares a sus paniaguados y con ellos forma «vivan las caenas», somatenes, partidas de la porra o brigadas del amanecer. Distintas formas de matonismo a las que les cambia el nombre según la época histórica.
Y en esta encrucijada, en la que como decía Gramsci: «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer.Y en ese clarooscuro surgen los monstruos» sería de ilusos pensar que van a renunciar a su modelo de dominio a favor del Bien Común.
No seamos sordos a lo que el Capitalismo nos grita todos los días: «Es la guerra, estúpidos». Él avisa que no coge prisioneros cuando pasa el rodillo. De botón de muestra un ejemplo práctico, el «todo depende del cristal con que se mira» en forma de titulares de El Economista como el de la foto. Hay cientos de ejemplos más.
A lo lejos se oye el eco del discurso del Poder: «El Capitán Aposteriori será muy mezquino y muy hijodeputa. Pero es mi hijodeputa». Por eso lo cría. Para que se junten.
Mientras nosotros a lo nuestro: a seguir pugnando por un mundo más justo en el que no aparece en ningún momento de la obra el papel de esclavo. El único capitán que nos gustaba era el Capitán Veneno y por desgracia ya no contamos con Juan Carlos Aragón. Imaginaos el juego que le hubiese dado en los carnavales de 2021 los cuplés a un personaje que solo utiliza el «a priori» cuando dice «amén» al Sistema.
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