Jaén y Córdoba están unidas por la historia, la cultura y el sentir de sus gentes. Al igual que el resto de las provincias andaluzas, compartimos el aceite de oliva para aderezar nuestra incomparable y universal dieta mediterránea, brindamos con los mejores caldos, nos alimentamos con las hortalizas y frutales de nuestras comarcas, degustamos el pescado nutritivo y saludable de nuestras costas, nos bañamos en las playas que circundan nuestro litoral y recibimos la misma energía necesaria para la vida desde un inmenso cielo azul y luminoso.
Jaén y Córdoba han compartido una historia rica en mestizaje. Tierra de pueblos íberos, reguero de poblaciones de la Bética romana, donde afloraron ciudades esplendorosas como Ategua, Aurgi, Cástulo, Corduba, Iliturgi, Munda, Obulgo; florecientes coras andalusíes, donde eclosionaron las artes y las ciencias, las hermosas mezquitas y los exuberantes alcázares y hamman, como el Baño del Niño de Jaén o el insigne Hasday ibn Shaprut. Medievales reinos de Córdoba y Jaén que, junto a los de Sevilla y Granada, conformaron los cuatro feudos andaluces tras la conquista castellana. Con el paso de los siglos la rica y productiva tierra andaluza, y en concreto nuestras provincias, ha sido empobrecida por un caciquismo ancestral, una burguesía inmovilista y poco emprendedora y un gobierno central favorecedor de otros zonas del Estado.
Es mucho lo que nos une, historia, cultura, tradiciones, creencias, hablas andaluzas, clima, gastronomía, para no permitir que nos enfrenten por decisiones políticas venidas de fuera de Andalucía. Después de cuarenta años, el gobierno autónomo debe aplicar políticas equitativas entre las diferentes provincias y comarcas para evitar desajustes territoriales, exigiendo al gobierno central mayores inversiones para sacar a Andalucía de su postración económica. Para ello, los partidos políticos deben dejar de ser meras sucursales de Madrid. Solo una ciudadanía unida, a través de todos los medios a su alcance (colectivos, plataformas, asociaciones, redes sociales, medios de comunicación), alzará su voz con un ¡basta ya! a tanto olvido, a tanta desigualdad. Queremos estar en las agendas políticas que generen formación y empleo, oportunidades para nuestra juventud, y un desarrollo industrial que evite la despoblación y el empobrecimiento social. Por poner algún ejemplo, reivindiquemos el AVE que una Jaén con Córdoba, o la autovía entre las dos ciudades, o sinergias en el mundo del conocimiento entre sus universidades y centros hospitalarios.
Personalmente le tengo un gran cariño a Jaén y a su provincia. Desde joven he disfrutado de su maravillosa Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, he gozado de sus ciudades patrimonio de la humanidad, Úbeda y Baeza, conocí a personas como Pilar Palazón o Manuel Anguita, comprometidas con su provincia y con los derechos humanos, comparto amistad con personas de esa bendita tierra de mares de olivos, valoro su madrugá viendo al “Abuelo” procesionar acompasado con la marcha de Emilio Cebrián. Desde esa amistad y fraternidad alcanzaremos el objetivo marcado por nuestro himno de Andalucía: “andaluces levantaos, pedir tierra y libertad”.
0 comentarios